Jul. 14th, 2007

Cosas

Jul. 14th, 2007 09:30 pm
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Dos cosas, la primera es una cosa, a secas, no hay otros calificativos. Le doy un premio a quien acierte la película: Le coronaré rey-reina freaky del cine mundial, o adivinadora del pensamiento.
La segunda es uno de mis múltiples e ilusos intentos de descripción física (si por algo escribo fanfic, que ya sabe todo el mundo cómo son los personajes)... que ha terminado siendo algo así como un mapa de tiendas . Revisaría toda la puntuación, pero me lo voy a ahorrar, vale?





La suave caricia estallaba en chispas sobre su piel.


“Despacio, despacio, se irá en un instante. No duele, no importa.”


No hay cascabeles de collar de gato, mientras se desliza sobre su mejilla, lanzando destellos a su alrededor.


Por dentro parece la niña que empuja sus secretos para que quepan en una cajita.


Se dice: “Despacio. No duele, no importa. Se irá en un instante”.


Su dedo desliza sobre su mejilla el paseo sin huellas de un gato en la noche.


Y no hay cascabeles, tan sólo silencio.


Todos sus secretos en esa caricia.






 


 RITUAL


Detrás del café que sirve hay una sonrisa comedida, una sonrisa laboral. Es guapa aunque no llame la atención, el pelo rubio, largo y recogido y el escaso maquillaje parecen a propósito para no hacerlo. La piel clara, el gesto suave y una ligera obesidad acentúan ese aspecto de calma que tienen las personas que saben quienes son. Unos preciosos ojos azul cielo son lo que permanece en quien la observa, la tranquila mirada gana a su nariz perfecta y sus gruesos labios.


Es eficiente, rápida y confiada en sus movimientos. 


Camina ahora, con el bolso colgado, despidiéndose en silencio de los otros camareros, con la firmeza de saber a dónde va y qué hacer. Hay un tono de cansancio o tristeza vital en su rostro, apenas sonriente. Aún lleva el negro uniforme de trabajo cuando sale a la calle viva de verano a las dos de la tarde.


Camina despacio, mirando todo y a nada.


Trabaja en una de las mejores cafeterías de la ciudad. No está mal. Demasiada gente pero ambiente tranquilo, puede escuchar buena música durante esas horas. Odia los anuncios de la radio, pero se los toma como si estuviesen incluidos en el sueldo.


Bajando la avenida, se fija en las plantas de la calle, piensa en cómo cambian con las estaciones. Más bonitas en verano. Ahora puede pasear con calma, apenas hace calor. Hoy ni siquiera le arden los tobillos, Hay una brisa suave que ralentiza su paso.


Sabe que su chico estará en casa cuando llegué, con media comida hecha, esperándola para decidir qué quiere de segundo. Sabiendo que llegará después que él, necesita su rito, aunque salga más pronto.


Son sólo un par de calles hasta el lugar al que va así que remolonea mirando escaparates sin ver. Se para ante uno sólo por el olor de las flores de la floristería contigua. No le gusta la ropa, demasiado moderna para ella. Piensa que nadie entra en esos pantalones. Las rebajas están bien si vistes una treinta y seis y calzas un treinta y cinco.


"El único treinta y seis que tengo es la edad", piensa con una nostalgia tonta. Pero ahora no importa, no es momento para pensar en ello. Va a tener un hijo. Lo sabe. Tres meses intentándolo no son para perder la esperanza. Antes de llegar a su destino, olvida absurdas supersticiones y se para ante una tienda donde su madre le compraba ropa, Ahora es mucho más cara que hace treinta años, eso de la solera, supone, pero da igual, sólo es sueño aún. De todos modos, no le gusta. Demasiados bordados. Sonríe de verdad. Hay un suspiro ahogado, recuerdo de sexo y sueños mezclados en un sentimiento casi nuevo. Pero esos absurdos patucos son preciosos, aunque superstición y sueldo, (ríe ante la extraña combinación), digan que no y que no, que no se pueden comprar.


Sube las escaleras de otra de las mejores cafeterías de la ciudad y se sienta. Retira el cenicero con otra sonrisa enigmática y espera con paciencia consciente al camarero.


-Un café con leche, por favor,- pide con su sonrisa laboral, ahora desde el otro lado, y vuelve la vista a la ventana, dándose permiso para soñar despierta.


 


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