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Es tarde y me pregunto todavía...
Ayer escuché una conversación de esas que pasan por tu lado a veces mientras estás esperando el café de una máquina. No viene al caso el tema exacto, pero me hizo pensar en aquello de que el mundo es muy grande, nosotros muy pequeños y sólo vemos pedazos. Nunca me he considerado una persona muy afortunada y tampoco muy desgraciada, eso siempre depende de con qué compares tu vida. Pero ayer...ayer acabé pensando que lo terrible de la vida es que cuando tus padres dejan de decirte aquello de "No te das cuenta de la suerte que tienes" pues resulta que empiezas a decírtelo tú. (y , sí, me odio a mí misma por haber escrito esa frase)
Ultimamente, por razones que tampoco vienen al caso, escucho muchos problemas y los escucho en una situación en que soy incapaz de saber si quien me los cuenta miente. Me hace sentir una inseguridad molesta. Tiene gracia, en cierto modo yo siempre quise ser psicóloga y siempre supe que ese trabajo me habría acabado volviendo loca. Yo no soy una persona cínica. Sé que lo parezco a menudo pero no lo soy. Soy de quienes se creen lo que le dicen con reticencias, con falta de pruebas y siendo plenamente consciente de esa falta de pruebas (bueno, igual eso sí es ser cínica, lo es?). El caso es que todos mentimos, quién no ha fingido un tremendo dolor de cabeza sólo porque no estaba de humor para algo? Hay que poner distancias entre tú y el mundo, ser consciente de que no puedes salvar el mundo ni salvar a los demás ni salvarte siquiera y en ese no salvarte hay que poner distancias entre tú y la distancia que pones para mojarte e intentar hacer algo. Ser consciente al menos, pienso a veces, como si ser consciente sirviese de algo (quién sabe) y ver, no cerrar los ojos al hecho de que hay personas que sufren por algo remediable que no se remedia porque es difícil o complejo más bien de remediar. No lo de ser consciente de la suerte que tienes (qué es suerte y de qué serviría ser consciente, a mí al menos no me hace más feliz, sino al contrario, saber que hay millones de personas que sufren más que yo). Pero está esa cosa además de no saber nunca qué es verdad y qué es mentira cuando en tu pequeño mundo, en aquel en el que sí puedes hacer algo para remediar, para entender, para "acompañar en el sentimiento" aunque sea.
Había una película fantástica en la que el aún desconocido Russel Crowe decía algo así como "todo el mundo miente pero lo importante es que no miente siempre". Yo siempre he dicho que prefiero creer en alguien y equivocarme que no creer y equivocarme, porque soy yo quien se la juega. Pero la pregunta sigue ahí. Qué es verdad y qué es mentira? Escuchas a quien te cuenta su problema y pones toda tu atención, qué hay de quien no lo cuenta y se merece más atención? Se me da mucho peor de lo que querría ver a través. Y seguiremos siempre con ese tonto problema de ser pequeñitos para ver todo, para lanzar nuestros brazos alrededor del mundo, carentes de magia para besar y curar en nuestro pequeño espacio.
Queda, entre esa inseguridad constante e inapelable de no ser capaz nunca de saber la verdad, entre esa impotencia constante de no ser capaz de hacer más, el hecho de que de vez en cuando sí puedes mirar a alguien a los ojos y entender, y saber, y confiar plenamente, y sentir incluso que en tu interés aunque sea tan sólo eso, aunque no pueda llegar a más porque el problema es irremediable o demasiado complejo, tu interés hace que se ponga sobre la herida una de esas estúpidas tiritas con dibujitos que igual incluso son perjudiciales pero hacen que la otra persona se sienta un poco curada. Porque el hecho, maldita sea, es que esta incluso científicamente comprobado que un beso cura (más allá de que todos lo sabíamos ya de antes)
No sé de qué hablo, para variar. Sólo, Kiss for better para todos. Sólo, ojos abiertos, brazos abiertos, duda en el fondo, confianza por encima de ella.
Ultimamente, por razones que tampoco vienen al caso, escucho muchos problemas y los escucho en una situación en que soy incapaz de saber si quien me los cuenta miente. Me hace sentir una inseguridad molesta. Tiene gracia, en cierto modo yo siempre quise ser psicóloga y siempre supe que ese trabajo me habría acabado volviendo loca. Yo no soy una persona cínica. Sé que lo parezco a menudo pero no lo soy. Soy de quienes se creen lo que le dicen con reticencias, con falta de pruebas y siendo plenamente consciente de esa falta de pruebas (bueno, igual eso sí es ser cínica, lo es?). El caso es que todos mentimos, quién no ha fingido un tremendo dolor de cabeza sólo porque no estaba de humor para algo? Hay que poner distancias entre tú y el mundo, ser consciente de que no puedes salvar el mundo ni salvar a los demás ni salvarte siquiera y en ese no salvarte hay que poner distancias entre tú y la distancia que pones para mojarte e intentar hacer algo. Ser consciente al menos, pienso a veces, como si ser consciente sirviese de algo (quién sabe) y ver, no cerrar los ojos al hecho de que hay personas que sufren por algo remediable que no se remedia porque es difícil o complejo más bien de remediar. No lo de ser consciente de la suerte que tienes (qué es suerte y de qué serviría ser consciente, a mí al menos no me hace más feliz, sino al contrario, saber que hay millones de personas que sufren más que yo). Pero está esa cosa además de no saber nunca qué es verdad y qué es mentira cuando en tu pequeño mundo, en aquel en el que sí puedes hacer algo para remediar, para entender, para "acompañar en el sentimiento" aunque sea.
Había una película fantástica en la que el aún desconocido Russel Crowe decía algo así como "todo el mundo miente pero lo importante es que no miente siempre". Yo siempre he dicho que prefiero creer en alguien y equivocarme que no creer y equivocarme, porque soy yo quien se la juega. Pero la pregunta sigue ahí. Qué es verdad y qué es mentira? Escuchas a quien te cuenta su problema y pones toda tu atención, qué hay de quien no lo cuenta y se merece más atención? Se me da mucho peor de lo que querría ver a través. Y seguiremos siempre con ese tonto problema de ser pequeñitos para ver todo, para lanzar nuestros brazos alrededor del mundo, carentes de magia para besar y curar en nuestro pequeño espacio.
Queda, entre esa inseguridad constante e inapelable de no ser capaz nunca de saber la verdad, entre esa impotencia constante de no ser capaz de hacer más, el hecho de que de vez en cuando sí puedes mirar a alguien a los ojos y entender, y saber, y confiar plenamente, y sentir incluso que en tu interés aunque sea tan sólo eso, aunque no pueda llegar a más porque el problema es irremediable o demasiado complejo, tu interés hace que se ponga sobre la herida una de esas estúpidas tiritas con dibujitos que igual incluso son perjudiciales pero hacen que la otra persona se sienta un poco curada. Porque el hecho, maldita sea, es que esta incluso científicamente comprobado que un beso cura (más allá de que todos lo sabíamos ya de antes)
No sé de qué hablo, para variar. Sólo, Kiss for better para todos. Sólo, ojos abiertos, brazos abiertos, duda en el fondo, confianza por encima de ella.