(no subject)
Jan. 6th, 2008 04:33 amCuando salía por las noches de forma habitual, cosa que hace tiempo no sucede, tenía dos principios básicos: Uno era no volver borracha y el otro, más importante, volver con algo que escribir.
Mi cosa de escribir de hoy, perdonadme la ortografía (en este estado me cuesta), es que la gente no cambia en esencia.
Yo tuve, durante años, un poster en la habitación que decía que lo que queda después de todo es la esencia. Hoy he pensado sobre ello, entre copas y conversaciones varias, entre encuentros inesperados y otros varios.
Es como que un fastidio, porque soy profundamente ambientalista, considero que es el ambiente el que determina a la persona y, en consecuencia, que las personas se modifican constantemente en función de su ambiente. En contra, está la idea de que genéticamente estamos predeterminados a ser de un modo determinado. En medio, quizá, están las ideas de Freud entre otros sobre que la personalidad se marca en determinada época de la vida.
Hoy, hablando con varias personas a las que conozco desde que eran niños (y yo casi niña) he pensado que las personas no cambian.
Cambian, pero permanecen en esencia. Eso es extraño, bonito, triste e impactante todo a la vez.
Los mismos defectos, las mismas virtudes, con un montón de añadidos que quedan implantados como naturales y que se han ido haciendo con el tiempo lentamente.
Qué somos y por qué lo somos? Pregunta buena de tantas.
El bar en el que yo me tomaba la cola para despejarme y volver a mi habitación con algo que escribir ya no existe. Quizá la habitación ya no exista, seguro que ya no tiene el amarillo pálido horrible y allí no habrá ni una chica "peculiar" (esa era yo o era ella????) que cuenta cosas que a su compañera de habitación le resultan RARAS (éramos ambas). El bar ya no existe, y he olvidado qué música, peor sin duda, ponían en el nuevo que abrieron, Pero sigo volviendo a dónde sea dándole vueltas a por qués imposibles de responder.
Sigo escribiendo al volver, pensando que mañana me parecerá todo una tontería.
Sigo preguntándome quién, a dónde y por qué. Por qué soy lo que soy y en qué momento se decidió eso.
Pensaba hoy en lo difícil que es a menudo ser quien uno es, en por qué ocurre eso, en cómo es posible que nos condicionen del modo que nos condicionan para ignorar lo que somos y en la inmensa liberación que encontramos a veces al hallar ese lugar en que podemos ser lo que somos.
El internete del que tanto hablé mal en su momento, permite eso hasta la saciedad: Ser sin ser juzgado más que por lo que se es. Extraño y curioso. Pero en el mundo "real" ocurre también, encuentras ese nicho, grande, pequeño o mediano, en el que encajas y puedes crecer con tus raíces aéreas dirigidas hacia donde quieras.
Hay muchas personas a las que no olvido, pero las verdaderamente inolvidables son esas precisamente, las que permiten ser lo que eres.
Verdaderamente, llamadme minimalista, si hay algo importante que hacer en esta vida es eso: Permitir a las personas ser lo que son.
Es maravilloso cuando eso ocurre. Ocurre poco, pero es maravilloso.
No sé qué cúmulo de hechos inconexos me llevan a ser lo que soy, recuerdo sin embargo a quiénes, y no podría estar más agradecida.
No porque crea que soy algo maravilloso, pero quizá no pueda ser otra cosa distinta, así que es para agradecerlo.
Cuesta HORRORES ser lo que se es, curiosamente cuesta precisamente en las cosas más importantes y en las mejores.
Por lo que sea...somos lo que somos. Por quienes es, lo podemos ser.
Lo primero quizá sea inamovible, lo segundo también pero es de agradecer.
Ser lo que se es, aún cuando no sea lo mejor, es lo único. Seámoslo por tanto.
Un abrazo a quienes nos aceptan como tales.
Mi cosa de escribir de hoy, perdonadme la ortografía (en este estado me cuesta), es que la gente no cambia en esencia.
Yo tuve, durante años, un poster en la habitación que decía que lo que queda después de todo es la esencia. Hoy he pensado sobre ello, entre copas y conversaciones varias, entre encuentros inesperados y otros varios.
Es como que un fastidio, porque soy profundamente ambientalista, considero que es el ambiente el que determina a la persona y, en consecuencia, que las personas se modifican constantemente en función de su ambiente. En contra, está la idea de que genéticamente estamos predeterminados a ser de un modo determinado. En medio, quizá, están las ideas de Freud entre otros sobre que la personalidad se marca en determinada época de la vida.
Hoy, hablando con varias personas a las que conozco desde que eran niños (y yo casi niña) he pensado que las personas no cambian.
Cambian, pero permanecen en esencia. Eso es extraño, bonito, triste e impactante todo a la vez.
Los mismos defectos, las mismas virtudes, con un montón de añadidos que quedan implantados como naturales y que se han ido haciendo con el tiempo lentamente.
Qué somos y por qué lo somos? Pregunta buena de tantas.
El bar en el que yo me tomaba la cola para despejarme y volver a mi habitación con algo que escribir ya no existe. Quizá la habitación ya no exista, seguro que ya no tiene el amarillo pálido horrible y allí no habrá ni una chica "peculiar" (esa era yo o era ella????) que cuenta cosas que a su compañera de habitación le resultan RARAS (éramos ambas). El bar ya no existe, y he olvidado qué música, peor sin duda, ponían en el nuevo que abrieron, Pero sigo volviendo a dónde sea dándole vueltas a por qués imposibles de responder.
Sigo escribiendo al volver, pensando que mañana me parecerá todo una tontería.
Sigo preguntándome quién, a dónde y por qué. Por qué soy lo que soy y en qué momento se decidió eso.
Pensaba hoy en lo difícil que es a menudo ser quien uno es, en por qué ocurre eso, en cómo es posible que nos condicionen del modo que nos condicionan para ignorar lo que somos y en la inmensa liberación que encontramos a veces al hallar ese lugar en que podemos ser lo que somos.
El internete del que tanto hablé mal en su momento, permite eso hasta la saciedad: Ser sin ser juzgado más que por lo que se es. Extraño y curioso. Pero en el mundo "real" ocurre también, encuentras ese nicho, grande, pequeño o mediano, en el que encajas y puedes crecer con tus raíces aéreas dirigidas hacia donde quieras.
Hay muchas personas a las que no olvido, pero las verdaderamente inolvidables son esas precisamente, las que permiten ser lo que eres.
Verdaderamente, llamadme minimalista, si hay algo importante que hacer en esta vida es eso: Permitir a las personas ser lo que son.
Es maravilloso cuando eso ocurre. Ocurre poco, pero es maravilloso.
No sé qué cúmulo de hechos inconexos me llevan a ser lo que soy, recuerdo sin embargo a quiénes, y no podría estar más agradecida.
No porque crea que soy algo maravilloso, pero quizá no pueda ser otra cosa distinta, así que es para agradecerlo.
Cuesta HORRORES ser lo que se es, curiosamente cuesta precisamente en las cosas más importantes y en las mejores.
Por lo que sea...somos lo que somos. Por quienes es, lo podemos ser.
Lo primero quizá sea inamovible, lo segundo también pero es de agradecer.
Ser lo que se es, aún cuando no sea lo mejor, es lo único. Seámoslo por tanto.
Un abrazo a quienes nos aceptan como tales.