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Ese texto tiene mucho que ver con lo que este lugar significa para mí. Porque de la mayoría de vosotros no sé ninguna de esas cosas que "se supone" definen a una persona. Sé otras. Me importan más las que sé. No las cambiaría.
A continuación, texto con contestaciones.
Como dice Oriah Mountain Dreamer en 'La invitación':
No me interesa lo que haces para ganarte la vida. Quiero saber lo que ansías, y si te atreves a soñar con encontrar lo que tu corazón anhela.
Creo que lo que ansío, por encima de todo, es sentirme bien conmigo misma. Quizá un poco tópico...pero también ansío la paz mundial y la igualdad de derechos entre todos los seres humanos, e incluso de riqueza y bienestar así que... Ansío dejar de preocuparme por tonterías y preocuparme, ocuparme, más de cosas importantes, atreverme a hacer algo por pequeño que sea para mejorar las cosas. Ansío cabrearme menos por las cuestiones sociales sin que dejen de importarme. Ansío dejar atrás mi impresionante, inútil y estúpido complejo de culpa de una vez, reducirlo a sentirme responsable de las cosas de las que soy responsable. Ansío atreverme a soñar...pero ese es un tema complicado.
No me interesa tu edad. Quiero saber si te arriesgarías a parecer un tonto por amor, por tus sueños, por la aventura de estar vivo.
Oh, yo he hecho mucho el tonto, por amor, por mis sueños y por la aventura de estar viva también, qué demonios. YO HE HECHO EL TONTO y me enorgullezco de ello. Creo que no sólo hay que arriesgarse a hacer el tonto, creo que llegado el caso hay que hacerlo a sabiendas, con ganas, con orgullo. Porque hacer el tonto no es para tanto, no es tan malo. Reconocer los errores es necesario, pero para eso hay que cometer errores. Hacer el tonto es el paso antes de eso, la vanguardia de todo intento es arriesgarse a hacer el tonto. Que no quede por no intentarlo.
No me interesa cuáles planetas están en armonía con tu luna. Quiero saber si has llegado al centro de tu propia tristeza, si las traiciones de la vida te han abierto, o si te has marchitado y cerrado por el miedo a nuevos dolores. Quiero saber si puedes vivir con el dolor, el mío o el tuyo, sin tratar de disimularlo, de atenuarlo ni de remediarlo.
Creo que Júpiter... No creo que se pueda saber si se ha llegado al centro de la tristeza: siempre puede haber un lugar más allá. He estado verdaderamente triste y nunca he huído de estarlo. Dicen que la melancolía es un buen lugar para ir de viaje pero malo para quedarse (quizá era la soledad, pero creo que sirve para la melancolía). Yo me he quedado cuando era mi lugar, quizá no echado raíces, pero sí permanecido. Quizá las traiciones sea demasiado pedir, pero la tristeza sí me ha abierto, sí me ha hecho ser más comprensiva con los demás, entender mejor las cosas. No me cierro a nuevos dolores, si acaso soy prudente a veces, pero no más de lo que era antes, llamémoslo malo conocido. Creo que cuando sabes que puedes sobrevivir a la tristeza la tristeza da mucho menos miedo. Y el miedo es peor que la tristeza, el miedo es peor que cualquier otra cosa. Y sí, puedo vivir con el dolor por más que vivir con el dolor duela. Disimularlo, depende de ante quién, depende de si la persona merece que no haga el esfuerzo de disimularlo sino el mayor esfuerzo de no disimularlo. Atenuarlo y remediarlo...si se puede de verdad, vale, para que sea de mentira, mejor no.
Quiero saber si puedes experimentar con plenitud la alegría, la mía o la tuya, si puedes bailar con frenesí y dejar que el éxtasis te penetre hasta la punta de los dedos de los pies y las manos sin que tu prudencia nos llame a ser cuidadosos, a ser realistas, a recordar las limitaciones propias de nuestra condición humana.
Oh, sí. A la alegría no hay que ponerle puertas que ya se va ella sola. Mientras esté, bienvenida sea. Y a lo grande, con pasión.
No me interesa si lo que cuentas es cierto. Quiero saber si puedes decepcionar a otra persona para ser fiel a ti mismo, si puedes soportar la acusación de traición y no traicionar tu propia alma, si eres capaz de ser desleal y por lo tanto digno de confianza.
He decepcionado bastante por ser fiel a mí misma, a veces me pregunto hasta qué punto vale la pena. Pero sí, lo he hecho. Sí a la acusación de traición sin traicionarme. La deslealtad cuesta más. Pero también.
Quiero saber si puedes ver la belleza, aún cuando no sea agradable, cada día, y si puedes hacer que tu propia vida surja de su presencia. Quiero saber si puedes vivir con el fracaso, el tuyo o el mío, y no obstante pararte a la orilla del lago y gritarle a la luna: "¡Sí!"
Veo belleza en todas partes, constantemente. A veces mucha más de la que me atrevo a reconocer ante los demás, veo belleza en las cosas más pequeñas, en cosas que parecen inapreciables, las nubes, los árboles, el movimiento del agua, el viento, una sombra en una pared... cosas que podrían parecer ridículas a mí me parecen bellas...Los charcos de agua que dejan las mareas en las rocas me parecen inmensamente bellos... Mis fracasos los llevo mal. Los de los demás también. Puedo vivir con ellos, pero no logro sentirme bien al respecto...quizá ni siquiera aceptarlos del todo, otra cosa para cambiar. Pero lo de gritarle a la luna, cuando sea.
No me interesa saber dónde vives o cuánto dinero tienes. Quiero saber si puedes levantarte después de una noche de aflicción y desesperanza, agotado y magullado hasta los huesos, y hacer lo que sea necesario para alimentar a tus hijos.
No hay hijos... pero tengo un largo historial de horas laborables aguantando las lágrimas, aprovechando los ratos solitarios para llorar un poco, repitiendo mis "mantras" para lograr mantenerme serena (a ver si no de dónde habrían salido las historias que invento, si casi todo lo que escribo se me ocurre en esas condiciones). Cuando trabajaba con gente, cuando daba clases, tenía una especie de interruptor mágico tal que era entrar en clase y olvidarlo todo. Lo de agotada lo dejamos aparte, ¿ir a trabajar sin dormir?, he sido insomne media vida. Así que creo que sí: Alimentaría a mis hijos si dependiese de levantarme en esas condiciones.
No me interesa a quién conoces o cómo llegaste hasta aquí. Quiero saber si te quedarás en el centro del fuego conmigo y no lo rehuirás.
Por una buena causa...diría que sí. Espero que sí.
No me interesa ni dónde ni cómo ni con quién estudiaste. Quiero saber qué es lo que te sostiene, desde el interior, cuando todo lo demás se derrumba. Quiero saber si puedes estar solo contigo mismo, y si en verdad aprecias tu propia compañía en los momentos de vacío.
Lo que me sostiene es de un pragmatismo tal que le da la vuelta y lo vuelve absurdo: que considero que no serviría de nada no sostenerse. Me sostiene que me he sostenido. Y me sostienen, desde luego, las personas que me quieren y que quieren que me sostenga. Me sostiene que el cielo nunca se cae y la tierra nunca se abre, por más que lo parezca. Me sostiene que no todo es mentira, que no hay mal absoluto, que siempre hay alguien y algo por lo que luchar y que soy tremendamente cabezota en eso: por mal que estén las cosas, por poco sentido que tenga la vida a veces, si hay una sola cosa que merece la pena, yo no voy a permitir que gane lo que no la merece. No sé si se puede entender hasta qué punto para mí todo se resume en eso: No sirve de nada no sostenerse.
Respecto a estar sola conmigo misma... puedo demasiado. Después de tantos años me tengo un poco harta y aburrida, pero soy la única que encuentra mis chistes graciosos...así que sí, aprecio mi compañía en los momentos de vacío.