(no subject)
Dec. 1st, 2010 05:45 am![[personal profile]](https://www.dreamwidth.org/img/silk/identity/user.png)
Me pregunto a menudo por qué se nos enseña a querer ciertas cosas. Una de esas preguntas que se repiten en tu mente por más que sepas la respuesta. Con distintas formas:
¿Por qué quiero aquel abrigo de 100 euros?
¿Por qué quiero un ordenador nuevo?
¿Por qué quiero una plancha para el pelo? (Venga ya! Tengo secador porque me lo regalaron, metido en una bolsa porque lo uso tan poco que en baño estorbaría más que otra cosa)
Ninguna de esas cosas me va a hacer sentir mejor, ni de lejos me va a hacer feliz. Sí, por un ratito quizá. Y, sí, son útiles. Acabaré comprándome un abrigo cuando el que tengo se deshilache (un poco más/del todo). Acabaré comprando un ordenador cuando este casque... del todo (camino ya lleva). Pero ninguna de esas cosas, ni tantas otras, son necesarias, apenas útiles, ahora. Sin embargo las quiero. Pongo la tele, abro una revista, camino por las calles, hablo con alguien (esto último es mucho peor) y me dicen que tengo que querer eso y lo otro.
En realidad, pongo la tele y me hace pensar que todo el mundo está estreñido y tiene el colesterol alto. Bueno, no, sólo las personas que se levantan de la cama ya bien maquilladas y con una iluminación perfecta y viven en casas guays. Todos tienen como pareja a alguien que parece un modelo e hijos supermonos.
No, vale, no es cuestión de meterse con la publicidad. La publicidad es casi honesta (¡No te rías!), quiero decir, la publicidad es publicidad.
Pero, hablo con personas a menudo que parecen seguir el mensaje: Todo lo que te hace feliz, todo lo que puede gustarte, cuesta dinero.
Luego, le preguntas casi a cualquiera y te dice que las cosas verdaderamente importantes no se compran. Que lo que hace feliz de verdad son otras cosas.
No quiero ponerme aquí a criticar a quien hace tal o cual cosa, cada uno que haga lo que quiera, me parece perfecto y asunto suyo. Pero realmente hay momentos en los que tengo la sensación de que las actividades que no cuestan nada tienen peor... ¿imagen?, menor aceptación que otras similares por las que hay que pagar.
No sé ni cuántas personas conozco que van al gimnasio pero cogen el coche para ir a un lugar al que tardarían lo mismo en llegar andando y jamás salen a dar un paseo.
Hace no mucho, estaba sentada en una mesa con varias personas y surgió el tema: Yo era la única que de forma habitual va a la montaña, la única a la que le gusta andar por el campo y la única que nunca había ido a una casa rural. Eso no es nada: Dos de esas personas nunca habían estado en la (impresionantemente preciosa) ciudad cercana y "querían" ir. Así que fuimos a esa ciudad, para que la viesen (parece lógico, pero lo indico). Su decisión fue ir primero a un centro comercial. Pasamos dos horas de compras en un centro comercial.
Luego, aparcamiento cerca del centro y rapidito a sacarse fotos frente a dos monumentos. Luego, qué pena, se había hecho tarde para ver más.
Entiendo que no hay ningún motivo por el que a alguien le "deba" gustar visitar una ciudad bonita. De hecho, acepto incluso que es algo que se "enseña a querer". Turismo, fotos, poder decir que estuve...
¿De qué presume la gente al fin y al cabo? ¿Cuándo fue la última vez que alguien te dio la lata presumiendo de dar un paseo por un parque, por el campo, por las calles; de tener una larga e interesantísima conversación con su mejor amigo?
Yo conozco a alguien que presume de que, como su madre le enseñó a coser de pequeña y tiene una tienda de telas, se puede hacer toda la ropa que quiera. ¿Número de personas que he conocido que presumían de ropa "de marca"? Pues... dejémoslo en muchas.
Conozco a poca gente a la que le pueda contar, sin sentirme una plasta, con toda pasión que me he pasado la tarde entera escribiendo y ha sido genial. Pasarse la tarde entera de compras, (y ha sido genial porque vi tal o cuál cosa) eso se lo puedes contar a cualquiera.
No quiero ser hipócrita: Gasto dinero en tonterías, tengo ropa de marca, a veces voy de compras toda la tarde, tengo el secador muerto de risa pero me quiero comprar una plancha para el pelo... y si no voy más a centros comerciales es más porque me causan fobia que por otra cosa. Yo caigo, lo reconozco, quiero lo que se me enseña a querer. No entiendo cómo es posible que eso funcione, que se pueda enseñar a querer algo. Que ese estúpido y puñetero, y curiosamente casi único uso permitido, del imperativo en la sociedad actual que es el "compra" también funciona conmigo.
Conozco también a personas que te miran mal si hablas de una tarde de compras, conozco a personas que se dejan llevar mucho menos por la dinámica del consumo, que resisten mejor al mandato. Pero, lo que veo en la cultura actual, en los medios de comunicación, en la inmensa mayoría de las personas, es que hay que comprar para ser feliz o, incluso, para ser alguien.
Si miras una revista de moda, te puedes partir de la risa: Ropa que define tu personalidad. En serio, no me... fastidies ¿Cuántas veces habéis oído que una colección de ropa está hecha para "mujeres que saben lo que quieren"?
No quiero entrar en la publicidad, es lo que es, pero mirad cualquier anuncio: Quien sabe lo que quiere es quien compra el producto, esa es la imagen a mostrar. Las personas seguras, las personas decididas, las personas que saben lo que quieren, mejor: las personas que quieren a sus hijos y saben lo que les conviene (es que creo que es una cita exacta) son las que compran el producto.
Compro, luego existo. ¿Acaso no es eso lo que se está transmitiendo constantemente? Parece que todo es mejor si tienes que pagar por ello y creo que se está llegando al punto en que, si algo no cuesta, no tiene gran interés.
Nos enseñan a querer cosas. Y yo reconozco que, aunque esa idea me parece imposible, funciona. La cuestión que me preocupa, de todos modos, es si llegaremos, o ya hemos llegado, al punto en que sea casi una necesidad enseñar a querer lo que realmente se quiere.
Desde luego estamos en una sociedad que promueve el consumismo. La mayor parte del consumo se basa en necesidades creadas. Cada uno pondríamos el límite en un lugar distinto respecto a qué es una necesidad y qué no, pero el concepto existe por un motivo.
Mi mayor preocupación se basa en que creo que se vende la idea de que participar en esas necesidades creadas es lo razonable, lo normal, lo que nos hace lo que somos. Más allá incluso, que si consumimos aún más, sea por el motivo que sea, estamos logrando hacer lo que queremos. Logrando un objetivo. Trabajando por un fin.
Por supuesto, lo estamos haciendo: Mantener la sociedad de consumo. No voy a entrar aquí ahora en si eso es bueno o malo, pero no es beneficioso para la persona. No es la persona, el individuo al que se le vende que "está logrando lo que quiere" al comprar algo quien se beneficia de ese hecho.
Si el simple hecho de comprar implica una recompensa, lo que tiene es un problema psicológico de libro. Si el hecho de comprar algo mejora su imagen social... yo diría que la sociedad está pelín enferma.
Sí compra algo porque sí, y porque quiere, y porque igual no lo necesita pero le va a proporcionar algún tipo de satisfacción, lo que sea... bueno, ahí está el libre albedrío y no me voy a meter con ello.
Ahora sí:
Lo que me pregunto es si no está empezando a vetarse el no consumismo. A no estar bien visto. A ser despreciado. A ser algo que empeora la imagen social de la persona. No ya no tener algo porque no puede comprarlo: sencillamente no querer algo porque no lo necesita, porque decide prescindir de ello, porque prefiere lograrlo sin comprarlo, porque prefiere hacer otra cosa en su lugar que no implica compra.
Es una de esas preguntas que se repiten en mi mente de distintas formas. Aunque creo que sé la respuesta.
¿Por qué quiero aquel abrigo de 100 euros?
¿Por qué quiero un ordenador nuevo?
¿Por qué quiero una plancha para el pelo? (Venga ya! Tengo secador porque me lo regalaron, metido en una bolsa porque lo uso tan poco que en baño estorbaría más que otra cosa)
Ninguna de esas cosas me va a hacer sentir mejor, ni de lejos me va a hacer feliz. Sí, por un ratito quizá. Y, sí, son útiles. Acabaré comprándome un abrigo cuando el que tengo se deshilache (un poco más/del todo). Acabaré comprando un ordenador cuando este casque... del todo (camino ya lleva). Pero ninguna de esas cosas, ni tantas otras, son necesarias, apenas útiles, ahora. Sin embargo las quiero. Pongo la tele, abro una revista, camino por las calles, hablo con alguien (esto último es mucho peor) y me dicen que tengo que querer eso y lo otro.
En realidad, pongo la tele y me hace pensar que todo el mundo está estreñido y tiene el colesterol alto. Bueno, no, sólo las personas que se levantan de la cama ya bien maquilladas y con una iluminación perfecta y viven en casas guays. Todos tienen como pareja a alguien que parece un modelo e hijos supermonos.
No, vale, no es cuestión de meterse con la publicidad. La publicidad es casi honesta (¡No te rías!), quiero decir, la publicidad es publicidad.
Pero, hablo con personas a menudo que parecen seguir el mensaje: Todo lo que te hace feliz, todo lo que puede gustarte, cuesta dinero.
Luego, le preguntas casi a cualquiera y te dice que las cosas verdaderamente importantes no se compran. Que lo que hace feliz de verdad son otras cosas.
No quiero ponerme aquí a criticar a quien hace tal o cual cosa, cada uno que haga lo que quiera, me parece perfecto y asunto suyo. Pero realmente hay momentos en los que tengo la sensación de que las actividades que no cuestan nada tienen peor... ¿imagen?, menor aceptación que otras similares por las que hay que pagar.
No sé ni cuántas personas conozco que van al gimnasio pero cogen el coche para ir a un lugar al que tardarían lo mismo en llegar andando y jamás salen a dar un paseo.
Hace no mucho, estaba sentada en una mesa con varias personas y surgió el tema: Yo era la única que de forma habitual va a la montaña, la única a la que le gusta andar por el campo y la única que nunca había ido a una casa rural. Eso no es nada: Dos de esas personas nunca habían estado en la (impresionantemente preciosa) ciudad cercana y "querían" ir. Así que fuimos a esa ciudad, para que la viesen (parece lógico, pero lo indico). Su decisión fue ir primero a un centro comercial. Pasamos dos horas de compras en un centro comercial.
Luego, aparcamiento cerca del centro y rapidito a sacarse fotos frente a dos monumentos. Luego, qué pena, se había hecho tarde para ver más.
Entiendo que no hay ningún motivo por el que a alguien le "deba" gustar visitar una ciudad bonita. De hecho, acepto incluso que es algo que se "enseña a querer". Turismo, fotos, poder decir que estuve...
¿De qué presume la gente al fin y al cabo? ¿Cuándo fue la última vez que alguien te dio la lata presumiendo de dar un paseo por un parque, por el campo, por las calles; de tener una larga e interesantísima conversación con su mejor amigo?
Yo conozco a alguien que presume de que, como su madre le enseñó a coser de pequeña y tiene una tienda de telas, se puede hacer toda la ropa que quiera. ¿Número de personas que he conocido que presumían de ropa "de marca"? Pues... dejémoslo en muchas.
Conozco a poca gente a la que le pueda contar, sin sentirme una plasta, con toda pasión que me he pasado la tarde entera escribiendo y ha sido genial. Pasarse la tarde entera de compras, (y ha sido genial porque vi tal o cuál cosa) eso se lo puedes contar a cualquiera.
No quiero ser hipócrita: Gasto dinero en tonterías, tengo ropa de marca, a veces voy de compras toda la tarde, tengo el secador muerto de risa pero me quiero comprar una plancha para el pelo... y si no voy más a centros comerciales es más porque me causan fobia que por otra cosa. Yo caigo, lo reconozco, quiero lo que se me enseña a querer. No entiendo cómo es posible que eso funcione, que se pueda enseñar a querer algo. Que ese estúpido y puñetero, y curiosamente casi único uso permitido, del imperativo en la sociedad actual que es el "compra" también funciona conmigo.
Conozco también a personas que te miran mal si hablas de una tarde de compras, conozco a personas que se dejan llevar mucho menos por la dinámica del consumo, que resisten mejor al mandato. Pero, lo que veo en la cultura actual, en los medios de comunicación, en la inmensa mayoría de las personas, es que hay que comprar para ser feliz o, incluso, para ser alguien.
Si miras una revista de moda, te puedes partir de la risa: Ropa que define tu personalidad. En serio, no me... fastidies ¿Cuántas veces habéis oído que una colección de ropa está hecha para "mujeres que saben lo que quieren"?
No quiero entrar en la publicidad, es lo que es, pero mirad cualquier anuncio: Quien sabe lo que quiere es quien compra el producto, esa es la imagen a mostrar. Las personas seguras, las personas decididas, las personas que saben lo que quieren, mejor: las personas que quieren a sus hijos y saben lo que les conviene (es que creo que es una cita exacta) son las que compran el producto.
Compro, luego existo. ¿Acaso no es eso lo que se está transmitiendo constantemente? Parece que todo es mejor si tienes que pagar por ello y creo que se está llegando al punto en que, si algo no cuesta, no tiene gran interés.
Nos enseñan a querer cosas. Y yo reconozco que, aunque esa idea me parece imposible, funciona. La cuestión que me preocupa, de todos modos, es si llegaremos, o ya hemos llegado, al punto en que sea casi una necesidad enseñar a querer lo que realmente se quiere.
Desde luego estamos en una sociedad que promueve el consumismo. La mayor parte del consumo se basa en necesidades creadas. Cada uno pondríamos el límite en un lugar distinto respecto a qué es una necesidad y qué no, pero el concepto existe por un motivo.
Mi mayor preocupación se basa en que creo que se vende la idea de que participar en esas necesidades creadas es lo razonable, lo normal, lo que nos hace lo que somos. Más allá incluso, que si consumimos aún más, sea por el motivo que sea, estamos logrando hacer lo que queremos. Logrando un objetivo. Trabajando por un fin.
Por supuesto, lo estamos haciendo: Mantener la sociedad de consumo. No voy a entrar aquí ahora en si eso es bueno o malo, pero no es beneficioso para la persona. No es la persona, el individuo al que se le vende que "está logrando lo que quiere" al comprar algo quien se beneficia de ese hecho.
Si el simple hecho de comprar implica una recompensa, lo que tiene es un problema psicológico de libro. Si el hecho de comprar algo mejora su imagen social... yo diría que la sociedad está pelín enferma.
Sí compra algo porque sí, y porque quiere, y porque igual no lo necesita pero le va a proporcionar algún tipo de satisfacción, lo que sea... bueno, ahí está el libre albedrío y no me voy a meter con ello.
Ahora sí:
Lo que me pregunto es si no está empezando a vetarse el no consumismo. A no estar bien visto. A ser despreciado. A ser algo que empeora la imagen social de la persona. No ya no tener algo porque no puede comprarlo: sencillamente no querer algo porque no lo necesita, porque decide prescindir de ello, porque prefiere lograrlo sin comprarlo, porque prefiere hacer otra cosa en su lugar que no implica compra.
Es una de esas preguntas que se repiten en mi mente de distintas formas. Aunque creo que sé la respuesta.